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Hacienda redobla la inspección a las empresas para asegurar la recaudación del cierre de 2016

07 febrero 2017

La reforma del Impuesto de Sociedades va a lastrar los resultados de muchas empresas y algunas acabarán en pérdidas.

 

El cierre de las cuentas de 2016 se ha convertido en un quebradero de cabeza para muchas empresas. La reforma del Impuesto de Sociedades aprobada en diciembre ha modificado las reglas del juego para muchas compañías y se han encontrado sin margen para trazar su estrategia de cara al cierre del ejercicio. La consecuencia es que muchas compañías verán reducido su beneficio y otras terminarán en pérdidas contables por la modificación del impuesto, aseguran a este periódico fuentes empresariales.

Uno de los mayores problemas con los que se han encontrado es el de la limitación en el uso de bases imponibles negativas, en otras palabras, el uso de las pérdidas de otros años para reducir la base imponible. “Ahora mismo las empresas están cerrando sus cuentas anuales del ejercicio 2016 y uno de los temas más candentes va a ser la permanencia en el balance de los créditos fiscales activados”, indica Antonio Barba, socio del área fiscal de Cuatrecasas. Para 2016 las empresas podían deducirse un máximo del 60% de la base imponible positiva (de sus beneficios) en 2016 y del 70% a partir de 2017, esto es, si tenían activos fiscales por valor de 100 y sus beneficios son de 20, podían utilizar 12 para reducir su base imponible y, por tanto, tributar por 8.

»Uno de los temas más candentes es la permanencia en el balance de los créditos fiscales activados»

Hacienda ha limitado este porcentaje al 25% para empresas con un volumen de negocio de más de 60 millones de euros y al 50% para las compañías que facturen entre 20 y 60 millones. Con esta reforma se asegura que la recaudación será mayor, ya que las empresas pueden utilizar menos créditos fiscales. Pero el mayor problema para las empresas no es tener que financiar al Estado, sino que están teniendo que revisar los créditos fiscales que tienen en sus balances y retirar una buena parte. Las empresas tienen que justificar cuántos activos podrán utilizar en un periodo prudente de tiempo (10 años como base, aunque siempre puede oscilar en función del sector) y, lo que no pueda justificar, lo tiene que sacar del balance.

»Muchas compañías fallarán en sus previsiones de beneficios, lo que redundará en el dividendo que ofrezcan a sus accionistas»

Y claro, este deterioro del activo tiene que pasar por la cuenta de resultados, de modo que reduce el beneficio de las empresas, o incluso llevará a muchas empresas a pérdidas. “Nos vamos a llevar más de un susto con los resultados de 2016”, explican fuentes empresariales a este periódico. “Muchas compañías fallarán en sus previsiones de beneficios, lo que redundará en el dividendo que ofrezcan a sus accionistas”, señala otra fuente. “Hay muchísimas quejas escritas al Ministerio de Hacienda”, señala Rafael García Millán, socio de Cremades & Calvo-Sotelo, “las asociaciones sectoriales se están quejando de esta medida”.

HACIENDA, AL ACECHO

Las empresas tienen que demostrar que pueden utilizar en un periodo prudente sus activos fiscales y, si no, tienen que retirarlos del balance. Para ello se utiliza como base los planes estratégicos de las compañías y sus estimaciones de resultados para los próximos años y, sobre esa previsión, se estima cuántos créditos fiscales pueden emplearse.

El papel lo aguanta todo, claro, pero las empresas están percibiendo un incremento del control del Ministerio de Hacienda de sus cuentas y sus planes estratégicos. Las fuentes empresariales consultadas por este periódico aseguran que el control está siendo más estricto este año, una situación que resulta lógica, teniendo en cuenta el desplome de los ingresos por el Impuesto de Sociedades que obligó al Gobierno a realizar la reforma del tributo de diciembre.

»Hacienda está encima de las cuentas este año con fines recaudatorios, por eso nadie quiere firmar unos planes que no sean prudentes»

“Hacienda está encima de las cuentas este año con fines recaudatorios”, explican a este periódico, “por eso nadie quiere firmar unos planes estratégicos que no sean prudentes”. Si los beneficios estimados son menores, tendrán que retirar más activos fiscales del balance y, por tanto, reflejar este cambio en su cuenta de resultados. En cualquier caso, el deterioro del resultado contable por el impacto de la merma de los créditos fiscales no reduce el pago del Impuesto de Sociedades. En otras palabras, se reduce el resultado contable, pero esto no se valora en el cálculo de la base imponible. Esto es lógico, ya que si no hubiese sido así, la recaudación del Impuesto se hubiese hundido más, cuando Hacienda lo que quiere es elevar sus ingresos.

Esto no significa que el crédito fiscal desaparezca, ya que no prescribe su utilización, simplemente que si no se puede emplear en un periodo prudente de tiempo, no puede aparecer en el balance. Esta medida afecta en mayor medida a las grandes empresas, ya que a partir de 60 millones de euros de facturación, la compensación de bases imponibles negativas se limita al 25%.

»La eliminación de los créditos fiscales del balance era una consecuencia no querida dentro del Ministerio»

El Ministerio de Hacienda tenía claro, cuando elaboró la reforma del Impuesto, que las grandes compañías tenían que tributar más, ya que su aportación a las arcas públicas se había desplomado. Sin embargo, la eliminación de los créditos fiscales del balance era una consecuencia no querida dentro del Ministerio, explican fuentes empresariales. “Por eso han estudiado una suavización de estos test de deterioro», apuntan.

La temporada de presentación de las cuentas de resultados de las cotizadas está a punto de empezar. Será en ese momento cuando se empezará a conocer cuál ha sido el resultado de la reforma del Impuesto de Sociedades sobre los resultados empresariales de 2016.

F.I: El Español.

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