Cambio en la tendencia de consumo tras la jubilación. ¿Cuánto vas a cobrar de pensión y en qué te lo vas a gastar?

plan de pensiones

Las pensiones públicas están siendo últimamente una noticia de actualidad, siendo incluso elemento central de negociaciones políticas, y provocando cada vez más entre los ciudadanos, una incertidumbre sobre su futuro. A esto debemos añadir que la única herramienta oficial para saber cuánto cobrarán los próximos jubilados distorsiona la realidad, mientras que las costumbres de consumo cambian drásticamente al empezar la jubilación.

                La herramienta que ofrece la Seguridad Social para la simulación de la renta que obtendremos en la jubilación, para un trabajador mileurista, con una edad comprendida entre los 30 – 40 años, puede ofrecer cifras de entre 2.000 a 3.000 € mensuales de pensión, pero estas cantidades no están deflactadas, con lo que dan una ilusión monetaria al contribuyente totalmente distorsionadas.

                Quien se fie de estos datos y planifique el reparto de su futura renta entre el consumo y el ahorro, obtendrá un planing totalmente ajeno a lo que se encontrará cuando empiece su jubilación. Esto se acentúa más todavía si cabe, por la diferencia en la renta disponible y en las tendencias de consumo que se producen en las mismas personas cuando están activas o jubiladas. Por eso cada vez se incrementa la preocupación por la jubilación de la población, de hecho así lo muestra la encuesta de Abante Asesores entre más de 810 personas de entre 30-65 años, en la cual el 70 % está preocupado por no tener suficiente dinero en la jubilación .

                Así, según explica el economista Javier Santacruz, profesor de la Fundación de Estados Financieros, “las tendencias económicas demográficas y de toma de decisiones de los pensionistas, hace prever que éstos incrementarán su gasto en consumo familiar y desplazarán gastos de unas partidas a otras en función de lo que consumían con anterioridad a la jubilación” De hecho ya se están produciendo, en los jubilados actuales, cambios respecto a sus padres o abuelos, según los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE correspondientes al 2017.

                Javier Santacruz, en base a esto, distribuye el consumo de los jubilados de la siguiente manera. En un primer lugar el “43,75% del consumo va destinada a la vivienda, buscando un hogar cómodo y adaptado para una vida más larga (este gasto se ha visto incrementado en un 1.27% entre 2007 – 2017)”. Añade también que “ganan peso bienes como accesos adaptados, ascensores, aparatos de climatización, mobiliario adaptado y el incremento del coste de suministro básicos como el gas, electricidad o agua (crecen a un ritmo anual del 1.19 %)”. En esta misma dinámica “el vehículo particular y su mantenimiento pesan un 4.84%, mientras que el transporte público apenas el 1%”. Con la jubilación no varía la preferencia de la vivienda en propiedad, manteniéndolo como un “activo refugio” opina Santacruz. Pero esto supone el bloqueo de casi el 50% del presupuesto familiar mensual, dejando por lo tanto, poco margen de maniobra, que en muchos casos puede ser necesario para situaciones de apoyo financiero a la familia o en caso de dependencia severa.

                En segundo lugar, el experto se encuentra con una redistribución de los gastos básicos como alimentación, vestido y calzado, que pesa un 22%, hacia productos más sofisticados. Por ello restaurantes y hoteles se incrementan en un 1.13 % anual, así como también el consumo de bienes de ocio, cultura y turismo, que ocupan el tercer lugar con un desembolso del 12%.

                También se ven incrementado los gastos de telecomunicaciones (teléfono e internet), los gastos en sanidad, seguros y servicios financieros, con un peso total del 4 %.

                “Nos enfrentamos por lo tanto, a una demanda más sofisticada, con un mayor poder adquisitivo y con una fase de ciclo vital que se está alargando gracias al proceso de longevidad”, resume Santacruz, partiendo de la premisa de que se mantendrá el sistema de reparto de pensiones con una tasa de sustitución que no bajará del 70 % y un ratio de afiliados sobre pensionistas oscilando entre 1.8 y 2.5 a medio plazo, ya que “en el momento de máximo crecimiento del ciclo español, el ratio no pasa de 2.4”. También parte de que se conservarán los servicios públicos fundamentales. Con ello, prevé un aumento sostenido de las rentas de los jubilados al 2% acumulado, por encima de la inflación, y un crecimiento del 1.4% en consumo. Aunque para el 2035 se espera una ralentización del crecimiento de la renta “debido a la entrada en el sistema público de jubilados que cobrarán menos en términos medios”. Aunque este descenso es difícil que se traslade directamente al consumo, por lo que se producirá un consumo del ahorro “para mantener unos estándares de consumo similares” comenta Santacruz. Si bien, según los cálculos que presenta Javier, España  pasará por una etapa en el 2025, como uno de los mejores países para vivir en la etapa de retiro, pero las previsiones de los futuros jubilados evolucionan, pese a la desinformación que existe sobre las futuras pensiones públicas (cosa que no ha variado con el cambio de Gobierno, incluso el anterior Ejecutivo llegó a presupuestar el envío de una carta informativa, que nunca llegó y se optó por una herramienta web de la Seguridad Social).

                Los datos que ofreces este servicio chocan con los pronósticos más lúgubres, que señala que la tasa de sustitución parará de niveles actuales al 80 %, (estos son los pronósticos más generosas), hasta desplomarse al 50 % o 60 % en pocos años. Así lo apuntan los informes de la OCDE, Fedea y entidades interesadas como la patronal de gestoras Inverco, así como informes de los servicios de estudios de bancos que presentaron a finales de 2017 (aunque éstos últimos no han puesto productos de calidad para incentivar el ahorro con productos de calidad, ya que el 72% de sus planes pierde poder adquisitivo desde 2015).

                Entre las advertencias sobre el futuro de las pensiones, destacó las que hizo Pablo Hernández de Cos (gobernador del Banco de España) en el Congreso. En aquel momento fue claro, cuando declaró que o se reducen las pensiones en términos reales, o aumentan los ingresos. La reforma que realizó el PP en el 2013, donde se sustituye al IPC por el índice de revalorización, para  calcular las subidas de las pensiones y el factor de sostenibilidad que debía entrar en 2019, van por el primer camino, el de reducir las pensiones.

                Las proyecciones sobre la futura pensión se basan en la reforma de 2013, que vinculaba la revalorización a la salud financiera del sistema, y en el progresivo envejecimiento de la población. La referencia para ello son las previsiones del envejecimiento de la población que publica el INE, que realiza cada dos años. La última publicación se estimaba en que el 2033 habrá 49 millones de personas y una de cada tres tendrá más de 65 años.

                En resumen, la renta disponible de las pensiones, como ha dicho en el artículo, depende mucho de que se mantengan los servicios fundamentales y de que las tasas de envejecimiento de la población no se cumplan. Por todo esto se hace imprescindible planificar el futuro con Gestae, donde estarás en todo momento asesorado e informado con máxima transparencia, así como aconsejado por todo un equipo de expertos.

 

Fuente: Noticia del Confidencial, por Oscar Giménez.
Carlos Bautista.
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