Plan de formación en una empresa
En una sociedad como la actual en la que el mercado laboral va cambiando continuamente es necesario contar con trabajadores cualificados y competentes, que reciban una formación continua para su desarrollo profesional. La formación continua es vital para afrontar la transformación digital, la evolución del mercado laboral y crisis como la pandemia. Por ello se hace necesario un plan de formación en una empresa
Estas necesidades llevan a que las empresas sean conscientes de que apostar por contar con un plan de formación en una empresa es la mejor opción.
Hay cifras que revelan que en España pese a las necesidades formativas que existen en las empresas no se elaboran planes formativos para cubrir estas carencias. De hecho el país se encuentra a la cola de Europa.
Según los datos recogidos por la Fundación Estatal para la Formación en el empleo (FUNDAE) en los últimos años solo el 20% de las empresas que potencialmente pueden acceder a la formación bonificada han puesto en marcha planes de formación entre sus trabajadores.
¿Qué es el plan de formación de una empresa?
El plan de formación para empresas es el conjunto de acciones formativas realizadas dentro de una empresa para renovar, reciclar, actualizar y desarrollar necesidades, mejorar habilidades y aptitudes de los empleados con el propósito de incrementar la productividad de la plantilla.
Para el mundo empresarial disponer de un buen plan de formación continua se convierte en el siglo XXI en algo indispensable.
¿Cómo crearlo?
Lo primero que debería hacer una empresa para elaborar un plan de formación es definir cuales son sus necesidades. Para ello la empresa debe seguir una serie de pasos. Primero, antes de diseñar el plan hay que hacer un diagnóstico de la situación real de sus empleados, sabiendo cuales son sus conocimientos, capacidades y habilidades, además de sus carencias. Una vez conozca las necesidades detectadas se establecerán los objetivos a alcanzar, pero eso sí, los objetivos deben ser reales, posibles de alcanzar para la empresa.
También se debe crear una relación de los diferentes puestos de trabajo y las competencias para cada uno de ellos. En este instante será imprescindible buscar un proveedor para desarrollar las acciones formativas. Teniéndolo ya seleccionado hay que planificar como se van a implantar las acciones formativas. El departamento de recursos humanos deberá tener en cuenta:
- Cuál va a ser el contenido: si va a ser teórico o práctico o ambas cosas.
- A qué trabajadores vadiri gido: si es a todos o solo a una parte de la plantilla.
- En qué momento del año es más conveniente desarrollarlo: no solo el momento también el tiempo.
- Cuál va a ser la duración de cada acción formativa: de modo que el empleado pueda conciliar el trabajo con la vida personal y familiar.
- Si la modalidad elegida va a ser presencial, online o mixta.
En el caso de que sea presencial se debe tener en cuenta el espacio en el que se va a realizar el curso, sin interferir en el día a día de la empresa.
Por último, aunque no menos importante, se deben considerar cuáles son los recursos que tiene la empresa.
Tipos de formación
Los tipos de formación que pueden elegir las empresas para mejorar las competencias de sus empleados son:
- Formación bonificada. Lo que la empresa paga a la Seguridad Social por formación se recupera en forma de créditos. Esos créditos pueden ser intercambiados por cursos de formación que son gestionados por el SEPE a través de la FUNDAE.
El número de créditos dependerá del número de empleados y el importe pagado a la Seguridad Social. En esta situación la empresa tiene la opción de ofrecer a sus empleados esos créditos como: formación como beneficio social, en esta situación la empresa asume el coste total del curso de formación. Puede ofrecer una bolsa de dinero y que el empleado elija un curso dentro de ese presupuesto, o dejar que el empleado elija el curso y subvencionarlo.
O por otro lado, formación como retribución flexible: en caso de que la empresa no cuente con créditos suficientes para subvencionar un curso o no tenga presupuesto adicional para asumir el coste total, puede dar la opción de que el empleado lo pague desde su nómina. Esto supondrá una exención total del IRPF, un importante ahorro para el empleado. - Otro tipo de formación es la subvencionada: la ofrece normalmente un organismo o institución y generalmente va dirigida a desempleados o jubilados, aunque en algunos casos también se ofrece a empleados.
- En tercer lugar está la formación interna: programas que desarrolla la empresa por ser para ella un asunto prioritario. En estos casos la empresa contrata un profesor especializado en la materia que quiere que se imparta a sus trabajadores. También puede darse la circunstancia que los propios empleados compartan sus competencias con los propios compañeros.
Evaluación de los resultados
Para evaluar si el plan formativo está funcionando es importante hacer un seguimiento de él para valorar en todo momento si se están cumpliendo los objetivos marcados al inicio. Si los objetivos son cuantificables, se podrá saber que las acciones formativas se están rentabilizando. Por este motivo, es importante tener claros los criterios de rentabilidad que se quieren establecer y saber lo que se quiere lograr.
Se pueden llevar a cabo encuestas de satisfacción a los empleados, con un cuestionario dirigido a los responsables de los departamentos, con las valoraciones de los proveedores de servicios formativos o incluso con un test objetivo que mida los conocimientos en determinado campo.
¿Cómo saber si ha cumplido con las expectativas?
Para saber que el plan de formación ha sido un éxito, ha funcionado, se debe cumplir lo siguiente: un aumento de la producción, un ahorro de tiempo y una economización de los gastos.
Se analizará si se ha producido un retorno de la inversión, haciendo una comparativa entre lo invertido y el aumento de beneficio consecuencia de las acciones formativas. Se valorará la satisfacción en cuanto a materiales, organización y profesorado. Por último, se tendrán en cuenta la transferibilidad de los conocimientos adquiridos que el empleado pone en práctica y el aprendizaje que ha logrado con la formación. Si estas variables son positivas el plan de formación en una empresa habrá sido un éxito.